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Fracking Verde en Europa

En este artículo analizaremos el panorama energético europeo y las alternativas viables para cumplir los objetivos que se han planteado para 2022.

El principal objetivo de la UE es reducir la dependencia gasista de Rusia en un 66%, algo que tiene diversas complicaciones como veremos a continuación.

Tras muchos años de nefasta política energética nos quedamos contra la espada y la pared en el corto plazo; entre financiar una guerra o saber corregirse...

  1. Mercado energético en Europa 

Tras los acuerdos internacionales para disminuir el consumo de carbón, este no ha hecho más que aumentar hasta alcanzar un récord en 2021. El consumo subió un 18% en Europa. En la imagen que veis a continuación, podéis observar quienes han sido los mayores importadores y exportadores mundiales de este recurso en el año 2020.

Figura-1. Financial Times (Marzo 2022): “Will the Ukraine war derail the green energy transition?” Obtenido de:
https://www.ft.com/content/93eb06ec-ba6c-4ad2-8fae-5b66235632b2

 

Sin embargo, lo que no refleja el anterior gráfico son los niveles de autoconsumo, que en caso de Alemania fueron aproximadamente 257 Tm, situándose como el cuarto consumidor a nivel mundial. Y esto no es nada comparado con China; el consumo en Alemania representa un 3% de carbón mundial frente al 50,5% que supone el gigante asiático. Alemania es prácticamente autosuficiente con el carbón, sin embargo, con el gas es otro cantar, como la mayoría de la población se está dando cuenta recientemente.

Continuamos con el famoso gas natural. En la imagen que veis debajo se muestra el aumento de la dependencia de las importaciones de gas ruso por país europeo entre los años 2018-2019. Esto es un verdadero problema el cual se acrecienta al comprobar la poca diversificación que tiene cada país. Atendiendo al gráfico, la dependencia en el caso de la mayoría de los países europeos roza el 100%.

Figura-2. Eurostat (Marzo 2022): Natural gas import dependency, by country, 2018-2019 (%)

Esta dependencia no ha hecho más que permanecer en constante aumento, potenciada tras el anuncio del fin de las reservas de los pozos holandeses. Hecho sabido desde hace mucho tiempo, pero sin políticas compensatorias existentes. ¿Cómo os quedaríais si os dijese que la cifra que la UE paga a Rusia en productos energéticos actualmente ronda los 800 millones de euros diarios? A continuación, veamos la dependencia de Rusia:

Figura-3. Bruegel based on Entso-G and Eurostat (Marzo 2022). For gas production, UK and UA data from government agencies. Attribution of Gas Imports to Individual Sources in 2021.

Además, para seguir complicando este problema, la producción de gas de los dos países que lideran este mercado (EE. UU. Y Rusia) es superior a la cantidad de gas producida conjuntamente por los siguientes quince países que les siguen.

Figura-4. Statistical Review of World Energy – British Petroleum y U.S. Energy Information Administration (EIA): Natural Gas Production by Country (Marzo 2022). Obtenido de: https://www.worldometers.info/gas/gas-production-by-country/

Este hecho dificulta mucho al resto de países el poder diversificar su listado de proveedores para disponer de una red variada de gasistas. Estos dos países llevan tiempo compitiendo de manera feroz en este mercado; sobre todo desde que EE. UU. invirtió una inmensa cantidad de recursos y subvenciones en forma de préstamos a muy bajo interés para la industria del fracking. Esta tecnología tuvo su revolución en EE. UU. en torno al año 2010, gracias a la mejora implementada en dicha técnica a través de los sondeos dirigidos, en este caso horizontales, que permitían acceder a una mayor área de fracturación del terreno para extraer el gas y petróleo. Este avance sumado a la poca profundidad a la que se encuentran los yacimientos americanos derivó en una superproducción de combustibles fósiles que posicionaron a EE. UU en la cabeza de esta dura competición de dos; permitiéndole, además, convertirse en energéticamente autosuficiente por primera vez en más de 70 años.

Figura-5. Boersma, T. (2019). US and Russian gas production, 1985-2017 (billion cubic meters). Obtenido de: https://www.researchgate.net/figure/US-and-Russian-gas-production-1985-2017-billion-cubic-meters_fig1_329950542

2. Fracking en EE. UU.

Vamos a seguir profundizando en la apuesta americana. El gobierno de EE. UU. reconoce en un estudio enviado al G20 en el año 2015 las 16 medidas fiscales implementadas en favor de las empresas de fracking que ahorran 4.000.000.000$ anuales; otros estudios apuntan a 15.000.000.000$ anuales. Las 3 medidas principales serían: la amortización de gastos del periodo geológico y geofísico (G&G), los gastos intangibles de los costes de prospección (IDC) y el uso del porcentaje de agotamiento de los pozos (percentage depletion). Estas 3 medidas serian 3/4 partes de estos subsidios en monto. No se conocen datos sobre estas "ayudas" por regiones ni empresas ya que el Gobierno de EE. UU. no facilita los facilita, ni tampoco las empresas productoras.

Figura-6. Achakulwisut, P. and Erickson, P. (2021). Trends in fossil fuel extraction: Implications for a shared effort to align global fossil fuel production with climate limits. SEI Working Paper.

En base al estudio del SEI se ha calculado lo que estas 3 medidas antes mencionadas han supuesto de incremento en beneficios DE 30.000.000.000$ (30B$) sobre los 150 pozos estudiados (muy lejos de los 4B$ asegurados por el Gobierno de EE. UU.).

Figura-7. Achakulwisut, P. and Erickson, P. (2021). Trends in fossil fuel extraction: Implications for a shared effort to align global fossil fuel production with climate limits. SEI Working Paper.

 

Como parte de su programa electoral, Biden prometió quitar todos estos subsidios. Si finalmente cumple su promesa, algo complicado en política, esta industria sería muy difícilmente mantenible. Por otro lado, al tratarse de una industria con necesidades iniciales de capital muy intensivas, que, sumado a unos flujos de caja también muy elevados y de corta duración, hace que sea más atractivo

para especuladores. Todo esto ha ido creando una burbuja que acabó pinchando con la COVID-19 cuando se desplomaron los precios del petróleo. En ese momento, salía Jen Psaki, la secretaria de prensa de la Casa Blanca, a culpar de los altos precios del crudo a las empresas del sector, ya que tienen muchos permisos de extracción sin usar. Sin embargo, nadie informa del verdadero problema, y es que se trata de una industria diezmada donde más del 80% de las empresas han quebrado durante la pandemia. Además, hay que tener en cuenta que la subida de producción ha sido muy "artificial" y que EE. UU. no tiene tantas reservas de gas; algo que la UE debería considerar antes de apostar por financiar a este sector americano y a las regasificadoras, empujada por el conflicto de Ucrania. Realmente, el acuerdo ya se ha firmado pese a lo que acabamos de comentar y pese a ser un 40% más caro el gas estadounidense…

Figura-8. Statistical Review of World Energy – British Petroleum y U.S. Energy Information Administration (EIA): Natural Gas Production by Country (Marzo 2022). Obtenido de: https://www.worldometers.info/gas/gas-reserves-by-country/

3. Alternativas en Europa

Europa se encuentra ahora mismo en un punto de inflexión en materia energética. Si decide seguir siendo dependiente del gas, cosa difícil de cambiar en el corto plazo, las opciones son muy escasas en caso de querer reducir la actual dependencia exterior en un 66%; tal y como se anunció hace unas semanas. Reflexionemos sobre la situación para ver cuan realista es este objetivo: ¿Qué opciones tenemos para conseguir gas? Una de las alternativas es la importación; bien de gas americano, como hemos explicado antes, o de gas ruso, puesto que son los mayores exportadores y tienen mucha competencia a nivel de importación con Asia. La otra opción sería el "autoconsumo" mediante biogás, el cual necesita mínimo unos 2 años para poder ser productivo (construcción de la infraestructura necesaria y puesta en marcha), luego, atendiendo los objetivos europeos, también descartado.

 

El REPower EU de la Unión Europea pretende cortar el 66% del gas ruso mediante 2 estrategias: más renovables e hidrógeno verde. La primera de ellas, considerando que la inmensa mayoría del consumo de gas está destinado a calefacción, el impacto de las renovables será mínimo. En el año 2020, en torno al 44,4% del consumo de energía primaria en España provino de productos petrolíferos. El gas natural quedó en segunda posición, con casi el 23,5% del consumo de energía primaria en el país. Este consumo se empleó para satisfacer principalmente la demanda de: calefacción (57,1%), agua caliente sanitaria (38,2%) y cocina (4,7%).

Para alcanzar los objetivos propuestos, sería necesario cambiar la mayor parte de la infraestructura empleada en la conversión de calor a electricidad (aerotermia) o toda la red gasística por hidrogeno. Algo que en el periodo de un año es totalmente inviable. Sin embargo, disponemos de una última opción que sí podría tener un impacto significativo en el corto plazo, puede que no hasta el 66% objetivo, pero sin duda favorecería la independencia energética: nuestro viejo amigo el fracking.

Recordemos en primer lugar, que Europa producía más gas que Rusia no hace tanto tiempo, cuando los pozos de gas en el Mar del Norte comenzaron a secarse; momento que, como ya hemos mencionado, se sabía desde hace mucho que iba a llegar pero que no estuvimos preparados de todas maneras, para variar…

 

Figura-9. IEA Natural Gas Information (Marzo 2022): Natural Gas Production, Russia vs. Europe, 1990-2020

Para poder llevar a cabo esta alternativa, sería necesario un cambio en la legislación en Europa que permita la explotación de gas mediante fracking con las correspondientes medidas para minimizar el impacto ambiental; algo en lo que Europa es de lo más meticuloso y consciente. Añadiendo a esto los rápidos tiempos de instalación para poder emplear fracking se podrían disminuir las importaciones rusas. El resto es humo que nos venden desde Europa, pero, como se ha publicitado tanto la Europa “verde” y renovable, ahora es difícil argumentar el fracking desde su posición. Sin embargo, no aparece tan difícil comprarle gas a Qatar o Arabia Saudí, donde recientemente se cometieron 82 asesinatos públicos por el Estado, entre ellos periodista… Pero bueno, como decía Borrell: “ahora toca pasar frio”. Lo que no dice, es de quién es verdaderamente la culpa de tener un mix energético tan poco diversificado tanto en tecnologías como en proveedores, ya que la autocrítica es algo que siempre ha faltado en política al igual que los productos energéticos a Europa.

Existe también otra solución incluso más rápida. Después de la inversión faraónica en regasificadoras por parte de España, algo que hasta ahora había sido un sobredimensionamiento brutal, parece que al fin podría tener beneficios. El problema que nos encontramos aquí es que como Francia siempre ha vetado el aumentar la interconexión tanto eléctrica como de gaseoductos, tampoco podemos suministrar gas a Europa a través de las regasificadoras instaladas en España. Alemania pretende acelerar la construcción de dos terminales de GNL (Gas Natural Licuado) en Brunsbuttel y Wilhelmshaven, algo que, como muchas de las políticas energéticas, llega tarde. Alemania no cuenta con ninguna planta y Holanda no tiene capacidad suficiente para importar la cantidad necesaria para suplir la demanda a través de las suyas.

Básicamente lo que está pasando es que dejaremos de comprar el gas ruso para comprar el americano, que se extrae su mayoría mediante fracking. Lo haremos a un precio mucho más caro que el de mercado y es financiaremos su infraestructura. Cuando podríamos abastecernos en gran medida con nuestro propio fracking generando asi riqueza, empleo y con unos estándares medioambientales superiores a EE. UU.

Figura- 10. Siurana, N. (2021). Radiografía de los gasoductos principales en Europa. Obtenido de:
https://geopol21.com/2021/06/29/las-arterias-de-gas-que-nutren-europa/

Figura-11. Enagás. T. Nieto, T. (2022). Red Gasista en España. Obtenido de:
https://www.larazon.es/economia/20220312/6ul3guybujggfcwnfffht4qulu.html

La conclusión es que no se puede depender tanto de la buena fe de otros países, porque en este mismo momento, podríamos estar duchándonos con agua fría si Putin así lo quisiera. Y esto en materia de gas, adivinad quién ha importado el 98% de las tierras raras a Europa en el año 2020… El “Dragon Asiático”, el cual tiene los ojos puestos en Taiwán al igual que los tuvo en Hong Kong. Debemos dejar de ser ingenuos y apostar de verdad por la independencia energética y un equilibrio razonable para el abastecimiento, ya que contamos con recursos gasitas y de otras clases, pero preferimos explotarlos en otros lugares. Está bien hacer caso a la demagogia ecologista (anti-minas, anti-nuclear, anti-fracking, anti-renovables…) que usan móviles para protestar… Pero, si tenéis curiosidad, os animo a investigar cómo conseguían la financiación necesaria muchas de las organizaciones que se opusieron ferozmente en su día al fracking en Europa. Os doy una pista: es el país más grande del mundo; además el Oso y el Dragón se llevan muy bien…

 

 

Jorge Martínez Pereda

Madrid, 19 de Abril de 2022

 

             

         

 

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